la oportunidad de regocijarte en grandes realidades espirituales. Un error que cometen muchas personas incluso después de confesar su pecado es seguir dándole vueltas. Vuelven a reproducir su fracaso una y otra vez en sus mentes. Se torturan por sus imperfecciones. Se preocupan por quién lo sabrá y por lo que se dice a sus espaldas. Darles vueltas a los pecados del pasado es un ejercicio improductivo que también puede revelar una condición del corazón que es necesario tratar. Una de estas condiciones
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